Los días habían pasado y el Lunes 23 de Agosto de 2010 había llegado. Faltaba cada vez menos para el gran duelo entre Pasaje Varas y El Portón F.C.
Se aproximaba el horario del partido y en los alrededores del estadio ya se podía olfatear cierto olor a partido decisivo, a lucha por conseguir el tan deseado trofeo. . .
El equipo naranja estaba próximo al estadio cuando de repente se empezaron a escuchar fuertes murmullos que se mezclaban con las incesantes bocinas de autos y motos, y con el inconfundible ruido a bombos.
La situación era parecida a la que se vive cuando llega a la cancha un prestigioso e importante equipo de futbol a su estadio, y es recibido de la mejor manera por sus hinchas. Así y de esta manera llegaba Pasaje Varas para disputar la final.
Otra era la situación de El Portón ya que estos mismos llegaban al estadio Muni como estaban habituados a hacerlo: caminando cabizbajo.
Todo hacía suponer que el equipo naranja iba a ser en esta instancia totalmente visitante. Sin embargo y a pesar de los comentarios que se escuchaban entre los simpatizantes de El Portón, este, no iba a ser un factor que le molestara a los naranjas o le provocara cierta incomodidad dentro del terreno de juego. Al contrario, era un factor que motivaba aún más los ánimos de todos los jugadores y no veían la hora de entrar al campo y empezar el partido.
Los equipos recién llegados al estadio, habían ido directamente a los vestuarios para prepararse y empezar a disputar el duelo.
El reloj marcaba las 18:30 hs. Estaba todo listo para que la pelota empezara a rodar. Se podía divisar un escenario pocas veces antes visto; un estadio lleno de tensiones, emociones y nerviosismo. Un estadio casi lleno, en el cual se podía notar claramente que la parcialidad dominante era la de Pasaje Varas: banderas, bombos, cánticos, petardos, bengalas, y muchos hinchas era algo de todo lo que había llevado el equipo rojo para disputar la final. Del otro lado, y pese a ser menos numerosos que los hinchas de “Varas” se encontraban los hinchas de El Portón. Fieles hinchas que bancaron a los naranjas en las buenas y mucho más en las mala, y que sin importar la inferioridad numérica iban a darles todo su apoyo y aliento a sus jugadores durante todo el partido.
Ya con los dieciséis jugadores en el terreno de juego, el árbitro dio el pitido inicial, y la final ya estaba en marcha. Restaban tan solo cincuenta minutos, los cuales definirían al campeón del torneo.
El Portón le dejaba la salida libre al equipo rojo para que este sea el dueño de la pelota hasta la mitad de cancha, lugar en donde se encontraba bien plantado el equipo naranja y trataba de recuperar la posesión de pelota con la que “Varas” salía de su arco.
Parecía que la batalla entre estos dos juntos se iba a plantear en la mitad de cancha, con Varas tratando de penetrar la defensa naranja, y con El Portón tratando de robar la pelota y generar ocasiones de gol. El partido era trabado, bien típico de final. Nadie quería arriesgar más de lo debido por temor a quedar mal parado y en desventaja en el marcador. Cada jugada era bien pensada antes de ponerla en marcha. Así y de esta manera transcurrían los minutos, y durante el primer complemento del partido El Portón tuvo un par de jugadas de riesgo en el arco rival que se vieron bien agotadas por el arquero rojo como cuando le tapó un mano a mano en el corner derecho de la cancha al goleador Romagnoli. Por el lado del rival, este no encontraba la forma de traspasar la mitad de cancha con el esquema propuesto por el equipo naranja, y más halla de algún tiro de media distancia o algún rebote encontrado en la defensa de El Portón que los dejaba frente al arco, no incomodaron al arco de L. Figueroa.
Los primeros veinticinco minutos se iban y el partido estaba empatado en cero. Más chances de El Portón que de Varas, pero ocasiones que no habían podido ser concretadas al fin.
Los naranjas sabían que iban por el buen camino, y que si seguían jugando de esa misma forma las situaciones iban a ir llegando y alguna iba a tener que entrar.
Es por eso que después de una charla motivadora entre los jugadores naranjas, estos mismos volvieron al terreno de juego con más ganas que nuca, con el sueño de ser campeones todavía latente, sabiendo que dependía pura y exclusivamente de ellos.
El segundo tiempo estaba ya en marcha, y si el primer complemento había sido trabado el segundo iba a ser peor que el primero.
Nuevamente El Portón invitaba a Pasaje Varas a salir con la pelota dominada desde su arco pero solo hasta mitad de cancha, en donde se encontraba la muralla naranja que impedían todo intento de ataque rojo. El partido parecía no quererse abrir para ninguno de los dos equipos, pero como el tiempo pasaba y ambos quería conseguir el título, empezaron a ir en busca de este. Varas se empezó a animar un poquito más y la buena defensa colectiva de El Portón empezó a dejar algunos huecos ya que a la hora de atacar, el equipo naranjo lo hacía con todos sus jugadores.
Al mismo tiempo que llegaban las situaciones de Varas, este se agrandaba cada vez más por el apoyo de su gente, se sentían sin lugar a duda locales.
Entre medio de un ruido por momentos ensordecedor y con el agregado de los estruendos de los petardos y bengalas, El Portón también crecía anímicamente ya que entendía que el partido no se le podía escapar, y el aliento de los rivales, pese a querer asustarlos, los motivaba aún más dentro del terreno de juego.
Las situaciones naranjas empezaban a llegar, y de tanto probar alguna iba a tener que concretarse. Ambos equipos contaban con los dos mejores arqueros del torneo, y estos constataron que no había ninguna duda acerca de su poderío debajo de los tres palos ya que siempre que tuvieron que responder estuvieron a la altura de las circunstancias.
Llegando a los diecisiete minutos de juego del segundo tiempo, El Portón dominaba la pelota saliendo de su arco, y tocando por abajo sin rifar el balón, que cuando este llegó a los pies de M. Figueroa, el once encaró y se perfiló para rematar al arco, acción que se vio interrumpida por un defensa de Varas que depositó la pelota en los pies del goleador Romagnoli que cara a cara con el arquero, sin despeinarse remató y pudo establecer por fin el uno a cero en el marcador. Un grito de desahogo con mezcla de furia fue el que salió junto con la corrida del 99 que fue a gritarlo con el lesionado Barone que se encontraba al borde del terreno de juego. Silencio absoluto en los hinchas y jugadores rojos, la contra cara de esta situación era la que se vivía en los hinchas y jugadores de El Portón, que luego del gol marcado todos festejaban y aumentaban sus ilusiones de campeonato.
El Portón siendo muy inteligente en el juego, y defendiéndose de la mejor manera cuando lo tenía que hacer había logrado romper el maldito marcador, y pasaba al frente a falta de algo así como diez minutos para el final.
Ahora más que nunca había que serenarse y seguir jugando de la misma manera que se venía haciendo para dejar pasar los minutos y que Varas no lograra el empate.
Los jugadores de Varas estaban desorientados, el gol les había caído como un baldazo de agua fría y de repente se encontraban en desventaja y con un silencio aterrador por parte de sus hinchas. Con el arquero rojo jugando en mitad de cancha, Varas buscaba el empate sin importar como fuera. Ahora sí atacaban pero sin mucha claridad, factor que lo favorecía a El Portón ya que por más de que tuviera que luchar hombre a hombre, los jugadores rivales nunca llegaban cómodos al área como para rematar de cara al arco.
Muchos remates de media distancia se iban por arriba del arco, y aquellos que si iban dirigidos a los tres palos, eran bien controlados por para nosotros el mejor arquero del torneo, L. Figueroa.
El equipo naranja, defendía bien, y jugaba al contragolpe ya que los jugadores rojos ya no defendían como lo hacían antes y el arquero rival en el medio de la cancha invitaba a los jugadores de El Portón a probar de cualquier distancia cuando se tenían la pelota en sus pies.
El tiempo corría y cada vez faltaba menos para la finalización del partido. El partido se tornaba cada vez más tenso, se ponía y se hablaba cada vez más, y los murmullos que se escuchaban de afuera también eran un condimento más para el entorno del mismo. Tal es así que luego del gol de El Portón algunos hinchas tiraron petardos dentro del terreno de juego, poniendo en peligro la salud de los jugadores.
El partido afortunadamente siguió, y Varas tuvo tal vez la situación más clara de toda la tarde; esta misma llegó de un tiro libre que encontró a falta de pocos minutos para que termine el partido muy cerca del área naranja. Todo El Portón defendía este tiro libre, ya que podía significarse el empate de Varas, que encontraba en los pies de su tirador, una situación imposible de desaprovechar. Fue en este momento en que los hinchas que permanecían en silencio luego del gol de Romagnoli, se despertaron y volvieron a alentar de una manera ensordecedora, la cual impedía que se escuchen las indicaciones que se daban los jugadores naranjas dentro de la cancha para defender esta pelota parada. Los segundos parecían no correr, todos los corazones parecían pararse antes de que se ejecutara el tiro libre, pero cuando este se fue por arriba de los tres palos, los corazones volvieron a latir y la ilusión del título se seguía agigantando ya que cada vez faltaba menos para el final.
Minuto veintitrés era el que corría en el reloj del juez, cuando el arquero Figueroa, luego de un remate al arco de un jugador rojo, tomó la pelota y con los ojos bien atentos buscó a su hermano M. Figueroa que al recibir la pelota amagó a un rival dejándolo tirado en el suelo, y teniendo un acto envidiable de compañerismo levantó la cabeza y le puso la pelota en los pies al goleador Romagnoli para que este la empuje debajo del arco y grite nuevamente el gol, significándose este, el gol del campeonato.
Gritos, abrazos, festejos, corridas, era lo que se veía tanto en los jugadores como en los hinchas de El Portón. Sí, el partido estaba dos a cero a favor de los naranjas y restaban tan solo dos minutos para el final del encuentro; El Portón se iba a proclamar campeón del torneo Muni Sub-21. Rápidamente y sin entender bien que era lo que pasaba, Varas puso la pelota en el circulo central, y el juez volvió a dar inicio al juego luego de avisar que eran solo dos los minutos de descuento.
Ya no importaba nada, El Portón defendía con uñas y dientes todo ataque que pudiera llegar a generar Varas, que terminó con todos sus jugadores en campo rival, intentó que fue en vano ya que como durante toda la tarde, el equipo naranja tuvo una tarea más que formidable en defensa y no permitió ni que Varas consiguiera el descuento en el tiempo extra.
Pitido final del árbitro que significaba el triunfo y el campeonato para El Portón. Invasión de cancha por parte de los naranjas y festejo incontrolable para el justo campeón.
El Portón F.C se coronaba campeón del torneo Muni Sub-21 luego de haber disputado una final a la perfección, y de haber estado a la altura de las circunstancias sin achicarse ante todo el público rojo y siendo visitantes durante todo el partido. Sin lugar a duda una finalización del torneo excelente, sin nada que reprocharle al nuevo campeón que consiguió el título merecidamente haciéndose cada vez más fuerte y dejando en el camino a varios de los favoritos a levantar la copa. Copa que terminó levantando el equipo naranja.
Los jugadores se sentían más orgullosos que nunca, habían dejado todo dentro de la cancha y habían echo realidad ese sueño que estaba en la cabeza de todos, habían logrado el objetivo que se habían puesto desde la primera fecha del torneo, habían ganado contundentemente la final y ya eran campeones.
Luego de los festejos y saludos con los hinchas, los jugadores naranjas se acercaron para levantar la tan deseada copa. El capitán y goleador de la final, Romagnoli, tuvo el privilegio de recibir la copa en sus manos y de alzarla ante todos para empezar el festejo del campeonato, festejo bien merecido por cada uno de los integrantes de El Portón.
Con el trofeo en su poder, lo único que restaba era dar la vuelta olímpica, vuelta que se llevó a cabo a puro canto y festejo entre jugadores e hinchas.
La vuelta olímpica terminó con varias fotos entre jugadores mostrando el trofeo logrado, postales que van a quedar para siempre en la historia, historia que empezó hace dos años haya por el 2008 y que hoy 23 de Agostó cosecha su primer título.
A diferencia de su llegada, Pasaje Varas muy respetuoso por cierto, se fue cabizbajo sin que se escuchara ningún canto, ninguna voz, ningún bombo, ningún petardo, solo reinaba un silencio total. . . El Portón F.C que sí había llegado al estadio en silencio y sin sobrar al rival, sí se iba del mismo con el trofeo en sus manos, y a puro ritmo con las canciones que entonaban sus jugadores e hinchas. La alegría se notaba y reflejaba en la cara de todos, sin lugar a duda había sido una tarde-noche perfecta. Una tarde-noche soñada, echa realidad. Una tarde-noche naranja. . .
¡SALUD CAMPEÓN!
Pitido final del árbitro que significaba el triunfo y el campeonato para El Portón. Invasión de cancha por parte de los naranjas y festejo incontrolable para el justo campeón.
El Portón F.C se coronaba campeón del torneo Muni Sub-21 luego de haber disputado una final a la perfección, y de haber estado a la altura de las circunstancias sin achicarse ante todo el público rojo y siendo visitantes durante todo el partido. Sin lugar a duda una finalización del torneo excelente, sin nada que reprocharle al nuevo campeón que consiguió el título merecidamente haciéndose cada vez más fuerte y dejando en el camino a varios de los favoritos a levantar la copa. Copa que terminó levantando el equipo naranja.
Los jugadores se sentían más orgullosos que nunca, habían dejado todo dentro de la cancha y habían echo realidad ese sueño que estaba en la cabeza de todos, habían logrado el objetivo que se habían puesto desde la primera fecha del torneo, habían ganado contundentemente la final y ya eran campeones.
Luego de los festejos y saludos con los hinchas, los jugadores naranjas se acercaron para levantar la tan deseada copa. El capitán y goleador de la final, Romagnoli, tuvo el privilegio de recibir la copa en sus manos y de alzarla ante todos para empezar el festejo del campeonato, festejo bien merecido por cada uno de los integrantes de El Portón.
Con el trofeo en su poder, lo único que restaba era dar la vuelta olímpica, vuelta que se llevó a cabo a puro canto y festejo entre jugadores e hinchas.
La vuelta olímpica terminó con varias fotos entre jugadores mostrando el trofeo logrado, postales que van a quedar para siempre en la historia, historia que empezó hace dos años haya por el 2008 y que hoy 23 de Agostó cosecha su primer título.
A diferencia de su llegada, Pasaje Varas muy respetuoso por cierto, se fue cabizbajo sin que se escuchara ningún canto, ninguna voz, ningún bombo, ningún petardo, solo reinaba un silencio total. . . El Portón F.C que sí había llegado al estadio en silencio y sin sobrar al rival, sí se iba del mismo con el trofeo en sus manos, y a puro ritmo con las canciones que entonaban sus jugadores e hinchas. La alegría se notaba y reflejaba en la cara de todos, sin lugar a duda había sido una tarde-noche perfecta. Una tarde-noche soñada, echa realidad. Una tarde-noche naranja. . .
¡SALUD CAMPEÓN!
EL PORTÓN F.C